lunes, 12 de diciembre de 2011

¡BIENVENIDOS UN AÑO MÁS!

Muy buenas a todos y a todas, comenzamos un año más con la continuación del Blog, esta vez con técnicas de intervención. Este año, siguiendo con la dinámica del pasado, estudiaremos, analizaremos y reflexionaremos sobre nuevas técnicas de intervención social. Conociendo el estilo de Iñaki, supongo que las clases serán tan dinámicas, participativas y prácticas como siempre. Con el blog, seguiré tratando de aportar mis ideas respecto a lo que vemos en clase y espero que os resulten interesantes. 



Hoy en clase Iñaki nos ha planteado un reto, como suele ser habitual. Al llegar a clase estaban las sillas desordenadas por medio de clase. La gente conocedora de que algo pasaba se sentó inquieta y expectante.
Al preguntarnos que haríamos para que la clase cumpliera una buena función educativa, la gente comenzó a decir que se deberían reorganizar las sillas, sin embargo nadie se levanto excepto un compañero de clase a reorganizarlas al que pocos le ayudaron. Esto me hace ver que si deseamos algo, debemos actuar en consecuencia. Este ejercicio me recuerda a otro que realizamos en un curso de jóvenes emprendedores en el que el docente preguntaba sobre quien quería un libro que estaba ofreciendo, a lo que todo el mundo levantamos la mano. Volvió a repetir la misma pregunta hasta que un alumno se levanto y fue directamente a coger el libro. Todo ello me enseña que los conocimientos son necesarios, pero que a su vez, hace falta una actitud e iniciativa para luchar por nuestras metas.

Se ha lanzado también la pregunta sobre que creíamos o veíamos conveniente, que la gente de nuestro entorno estuviese cómoda, o que aprendiese. Es evidente que lo importante es que aprendan. Si el cambio va a ser positivo o va ayudar a mejorar su conducta y su bienestar personal es importante que abordemos el tema para intervenir, ya sea con un usuario o un amigo. Puede que si no intervienes, la otra persona se sienta cómoda, sin embargo seguirá actuando mal y tú mismo sentirás incomodidad por guardarte algo que te gustaría decir pero que no dices por miedo a incomodarle o a que se lo tome a modo de ofensa. Las críticas constructivas, asertivas y sin maldad son muy beneficiosas, sin embargo a las personas nos cuesta mucho aceptar que hacemos algo mal o que tenemos que cambiar en algo.



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